viernes, diciembre 30, 2011

Trigo.

Nunca se debe forzar nada, por lo que aunque queden tres días, varios abrazos y un roce, merece la pena luchar por la faz de duro que te has autoimpuesto. Cuando se hace mal, ya sea que quieras palabras o yo hechos, hay que agachar la cabeza y saber levantarla lentamente. Y cuando te doy lo que quieres, tu sed se sacia rápido, por ello me introduzco en una espiral de locura no transitoria, y merezco en un acto de ego repentino ingresarme en un centro temporal de desintoxicación. Aquí dentro estoy encontrando cosas que buscaba y desconocía que seguían dentro, desde la última vez que las deje. Puede que no sea lo mismo, y que midamos grados intelectuales diferentes, pero siempre supe mantener mi esencia, que no por abarcar mucho es menos original. Nada puede resumirse en 140 caracteres, por muy grande que parezca dicha puerta en ocasiones.

lunes, diciembre 12, 2011

Rollo es primavera

A ver persona, sólo solos somos libres. Que sí, entonces, si soy real, ¿por qué no me tratas como tal? Acaso no lo ves. Que no se a ver. Ya ni sé lo que escribo. Volvamos al eterno y primitivo planteamiento, debemos algo a nadie. Si nos necesitásemos, nos buscaríamos más, en fin. Que no a ver, vuelvo a empezar. Que siempre se necesita de alguien. Que a mi, por ejemplo, por un poner, me gustaría estar cerca de alguien que me dijese lo suave que está mi cara después de afeitarme. Es tal estupidez que no me creo ni yo que lo esté diciendo, pero es así y hay que aceptarlo. No digamos que no nos podemos atrapar porque ahora mismo más soberanos que estamos resultaría práctica e incluso teóricamente imposible. A veces nos cuesta dar pasos que consideramos en balde, pero ¿cuántas veces hemos pensado así y hemos quedado ante una línea estúpida? Que ya tenemos cierta mentalidad como para pensar eso, para sentirnos raros. Ese sentimiento dejó de llevarse, no por ello lo dejaremos para siempre oculto, pero puede que sea el momento de arriesgar.

viernes, diciembre 09, 2011

Cosas que piensas mientras no piensas en nada

Ojalá fueses pequeña. Ojalá alguien te hubiese dejado como un regalo en una cesta de madera, para mí, para que pudiese haberte cuidado mucho tiempo, para que me hubieses necesitado vitalmente. Me encantaría haber podido besar tu mejilla rosácea, ver como entrecierras los ojos si te cuento una historia y estás cansada por hoy de jugar. Haberte llevado de la mano por la calle, cuando todo hubiese sido sorprendente para tí. Porque a día de hoy, no encuentro pieles blandas a las que besar ni achuchar. De un tiempo a aquí, todo el mundo está teniendo la piel muy dura, muy áspera, las barbas están creciendo y las manos se están volviendo resquebrajadas de frío y esfuerzos. Sí, pequeña, me estoy convirtiendo en un llorón, de esos que balbucean cuando ven una historia bonita sobre trasplantes en la tele.