Te levanto y te enredo, traigo el cielo a tu mirada. Abro el
horizonte entre tus cejas bien pobladas, rayó el mármol tu quietud. Vi con
miedo que no decías nada. Vi el lunar que se cubrió buena parte de tu
cuello, nace el vello tras la piel machacada. Y la sangre está presente, sangre
que no fluye nada.
Sentado a tu lado, morado. Qué fue lo que hice. No recuerdo
llegar, pero me he sentido presente durante siglos. No sé cuánto llevo aquí o
si quizá nunca llegué. Si tus rayos invisibles repartidos con desdén desearan mil
pedazos, tenga usted. Aquí. Sólo me mantiene una fuerte red de ololiuqui que no
puede casi retener el agua que me desborda. Lástima que de nuevo caigas a mi
lado, y nunca simultáneos, sintamos.
Ellos dicen que te vieron deshaciendo tu poder entre algodones, en
las flores del jardín, en los olores. Viene el verde a mi memoria gris,
amarrada en congestión de risas y llanto en el pueblo. Mancha densa, cierto
olor a metal en el aire, y es ahí.
Ahí.
Donde juegas entre risas a adorar las maravillas empapadas
ciegamente anonadadas por párpados de marfil. Y (uy) que sí, que sí. Siento has
muerto tras cantar el duelo que siente el gentío. Güisquil. Pero por qué.
Soy consciente ahora en tu nombre de tus ríos, busco el fuego que
forjaron las leyendas que de ti –oí. Imperial. Nunca quise desearlo pero añoro
el despertar que pude un día de mayo añejo claramente percibir.
Siento el tiempo que provocas con tu efecto deseado, vanidoso,
pero pulcro al hoy mentir. Y lo pienso, y es cierto. Y lo digo y lo hago. Tengo
miedo que no pueda ya hoy partir. Y supongo que lo dije, y lo hice. Un día más
mi existencia es cuestionada a velocidad de vértigo, siendo tuyos los canales
bien frustrados, anidando en torres viejas, pero sí. Creí.
Quién podría en buen calvario confirmar que sigue vivo en esta
ruta sin salir. Niño Mundo eres humano, siembras árboles que crecen enredados
entre tierras de cadáver, risas muertas bienvenidas esta noche, polvorín. Brilla
luz en tu México dormido buscando el equilibrio que no llega, yo ya tengo que
partir. No recuerdo haber dormido aquí esta noche.
Volveré.