miércoles, agosto 24, 2011

Permutable

La idea de cambio es algo que fluye en mí a una velocidad trepidante. Muchas personas piensan que hay una franja de edad correspondiente a una serie de cambios de tipo físico y psíquico que van unidas, y que al concluir dicha "etapa", la persona queda en un estado de naturalidad permanente, es decir, deja de ser un ser fácilmente fascinable y fascinante, para ser un mero adulto. Pero no creo tal cosa. Hay personas que maduran, o que pasan  los límites de edad fijados, mejor dicho, y siguen siendo pequeños renacuajos que siguen nadando y aún no han desarrollado piernas. Es interesantísimo ver la relación entre el cambio y la autoaceptación. Por mucho que cambies, dicha permuta no se habrá concluido con éxito hasta que el cerebro acepte que ya no somos como antes, y que nos gusta nuestro nuevo estado. Por eso, tengas 13, 18, o incluso más de 50, si crees que aún puedes dar más de ti, que aún no te conformas con quien eres, pues no dudes en experimentar, en cambiar, en hacer cosas que en tí provoquen una absoluta felicidad, no buscando la autoaceptación, sino la autorrealización como seres imperfectos y en búsqueda constante de las posibilidades máximas que podamos ofrecer.
Lo que quiero decir con esto, si mis propios preámbulos me lo permiten, es que nunca creas que has crecido ni has vivido lo suficiente. Piensa que nunca debes conformarte con nada, que nunca hay nada que te llene plenamente. Y por ello, ¿hay algo más bonito o más inspirador que pensar que tenemos un mundo de posibilidades para llegar a ser "nosotros"? Un mundo entero de personas, de colores, de sensaciones y olores. Sal ahí fuera, y no vuelvas hasta encontrarlo. Y si no vuelves, sabré que lo has encontrado. Aquí o allí, qué más da. Nadie dijo nada sobre barreras. No las crees tú.

No hay comentarios:

Publicar un comentario