Fue un buen comienzo. Es como solía empezar todo, una buena noche de viernes sólo en casa. Subo las escaleras, y voy apagando luz tras luz, para que no quede huella de a dónde me dirijo. Abro la puerta en completa oscuridad y me encuentro conmigo mismo. Allí me encuentro, sentado, en ropa interior, fumando un cigarrillo y escuchando mi canción favorita de hoy. Esa que tanto me llena y que tanto me hubiese gustado escribir. Tras escuchar y dedicar la letra a ese alguien, pienso: ¿quién necesita a nadie para hacer nada?. Y me tiendo, y miro las estrellas, y encuentro una que brilla mucho, y pienso en lo bello que sería nadar por el universo, oscuro y desnudo, como yo. Y una gran paz interior me invade, sigo en silencio, nada me perturba. Sigo tendido. El suelo está caliente. Percibo su olor que me resulta horriblemente placentero. Pienso en lo feliz que soy en este momento tan aislado. Tan ajeno a todo. Yo, sólo yo, perdido entre los tejados y el universo. Perdido en algún lugar entre un yo y un nosotros. Pero eso ni eso me hace pensar. Sólo yo. Aquí, ahora. La voz de Adam Levine me hace soñar. Ídolo. Ya quisiera yo salir sin camiseta en un videoclip. Pero no me importa. No quiero ser como nadie. No me cambiaría por nadie ahora mismo. Respiro de nuevo. Vuelvo a percibir ese calor tan agradable en mi espalda. El suelo que está debajo de mí me transmite una estupenda bienvenida. Aquí me quedo. Aquí pertenezco. Y lo pienso, y es cierto. Soy un puto vividor.

Seamos todos unos putos vividores =)
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